Del libro La Misa humana
(Editorial Diógenes con Galerna, 1998.)

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(Fragmentos)
Para vadear el pecado original

63.   (Sermón. Del Juicio Final, del Juicio Inicial)
SOBERANA LOCA:
A la vista está, dicho fue: si no despertamos a nuestra sangre, así como vamos nos iremos a parar a la mismísima.
Que no haya confusión: a la mismísima Nada.
Pero no todo estará perdido mientras haya alguien que respira, mientras haya alguien con otro más. Mientras haya dos seres con sus cuerpos que se amen, que se muerdan en el amor.
Los desesperados debemos unirnos. Y ahora. Porque vamos a dar un enorme salto enorme.
Será el último salto. O el primero.
Será un salto abismal, pero valdrá la pena. ¡Valdrá la alegría!
Entrañables desesperados: ya no nos queda tiempo para tener miedo, porque por delante tenemos un abismo y por detrás ¡la Nada!
Vamos a dar, todos los desesperados juntos, un salto crucial.
Inflemos nuestros pulmones con aquel antiguo olor a pan caliente...
Vamos, adelante: arrojémonos de cuerpo entero, de corazón entero.
Arrojémonos de sangre entera.
Arrojémonos...
Si después del salto, al caer, estamos todavía con pulso y despiertos, con nuestras uñas y nuestros dientes le rajaremos el vientre al Apocalipsis y de un solo manotazo, desde muy adentro, le arrancaremos de cuajo una aurora...
Nadie nos impedirá, a las humanas desesperadas criaturas, que le hagamos vomitar una aurora al mismísimo Apocalipsis. Y que el Juicio Final sea el Juicio Inicial.
Nadie les impedirá eso a los hombres, ¡ni los hombres!
El Hombre y la Mujer deberán volver a ser Adán y Eva, pero con la advertencia
de que esta vez no se dejarán expulsar del paraíso
¡por ningún dios!
El Hombre con la Mujer podrán comer manzanas todos los días, pero con esta severa condición:
cada instante de cada día deberán abonar el árbol que les da el fruto.
Cada instante de cada día deberán darse cuenta de que están vivos.
No deberán enfriarse por nada del mundo,
es decir, ¡por nada del paraíso!

62.   (Memoria del aire)
MUJER:
El cuerpo se nos muere con la muerte.
Eso dicen.
Pero, ¿quién sabe?

Nadie tiene en cuenta que el aire,
ese aire que todo lo vio de nuestros cuerpos,
posee su memoria.
Y esa memoria riega la corteza de la Tierra.
La riega y la regará.

No es cierto que el cuerpo se nos muere con la muerte.
No. ¡Quién lo dice!
Recordemos:
agazapado, detrás de la nuca del absurdo,
está,
haciendo lo suyo
el aire que nos miró, nuestro aire
tan memorioso,
tan fiel,

más voluntarioso que el tiempo,
más eterno, ¡más porfiado que la pobre muerte!

Y ese aire que tanto nos miró
seguirá tocando las cosas de la vida.
¡Y nosotros sobreviviremos a nosotros!
¡Y el hombre sobrevivirá al hombre!

72.   (Plegaria, para que el Sol no nos pierda)
MUJER:
Hace frío, tanto frío...
HOMBRE:
No dejemos, no dejemos que el Sol nos pierda...
MUJER:
Hace frío, tanto frío en la Tierra...
HOMBRE:
No dejemos, no dejemos que el Sol nos pierda la memoria.

((( El Silencio  ///  Aletea música, propiciando canción )))

Ave María, Ave Juan,
ave cuerpos sin mirar a quién.
Ave sed, ave calor,
ave día que ha de ser encendido.
Ave grito, ave conciencia,
ave trabajo, ave goce, ave insolencia.
Ave sol, ave luna,
ave fruta que ha de ser mordida.
Ave caballo, ave yegua,
ave tajo, ave sal, ave saliva.
Ave grito, ave silencio.
ave pulso, ave gota, ave temblor.
Ave María, ave Juan,
ave furia, ave sosiego, ave semilla,
ave noche que ha de ser alumbrada.
Ave hembra, ave varón,
ave cuerpos, todos los cuerpos,
ave la sangre, ave la vida.

((( Un campanazo, breve.  ///  El Silencio )))

SOBERANA LOCA:
Bienaventurados los que nacieron.
Bienaventurados los que merecen la memoria.
Bienaventurados los que mordieron de este aire.
Bienaventurados los habitantes de los cuerpos, de todos los cuerpos,
con su pánico y sus preguntas aterradas.
Bienaventurados los que se aventuran.
Sí, alabados sean,
es decir, ¡alabiados!,
es decir, ¡alamados!
Ahora, intensos humanos, el vino viene,
¡el vino se arroja sobre nosotros!
Tengamos el coraje de no resistir.
¡Que el vino nos haga de música toda la sangre!

((( Campanazo hondo.  ///  El Silencio )))

HOMBRE:
Sea el vino, ¡por toda mujer, por toda hembra!
MUJER:
Sea el vino, ¡por todo hombre, por todo macho!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por todo ser viviente con el corazón disponible y la piel en fuego!
MUJER:
Sea el vino, por ellos, por nosotros, caminando de la mano, solidarios, apretados, afrontando la suma intemperie y el sucesivo pavor.
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por toda pulpa, toda saliva, toda sal, todo tajo, todo pulso!
MUJER:
Sea el vino, ¡por la furia y el sosiego... por el grito y el silencio... por la gota nacida de la gloriosa fatiga!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por los techos de las casas que abrigan los cuerpos abrazados, abraSados!
MUJER:
Sea el vino, ¡por la piel, y la piel de la piel, y la conciencia de la piel, porque piel mediante estamos tocaaaaando el cosmos!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por esa fruta que ha de ser mordida con sed!
MUJER:
Sea el vino, ¡por los colores, todos los colores, y el fatigado gris también!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por la nuez, y lo que tiene tan adentro!
           MUJER:
Sea el vino, ¡por el latido del pulso, de ese pulso que se sobrepone a la pavorosa eternidad!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por el olor a mundo del mundo sembrado por los cuerpos!
MUJER:
Sea el vino, ¡por el olor a vida que dejan los cuerpos en estado de amor!
SOBERANA LOCA:
Sea que nos sea el vino, ¡por ellos, encontrándose cuando se pierden! ¡Por ellos, tan solos, tan desguarnecidos, pero tan apretados en la numerosa solidaridad!
MUJER:
Sea el vino, ¡por el Sol, por el Sol, porque todavía nos recuerda pese a nuestra enconada desmemoria!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por los que no confunden la paz con la abstinencia... por los que no confunden la impunidad con el heroísmo... por los que no confunden el ruido con el sonido!
MUJER:
Sea el vino., ¡por el  hombre y la mujer cuando tienen las manos limpias porque no se lavan las manos!
SOBERANA LOCA:
Sea el vino y el vino sea, ¡por ellos, desnudos, desanudados, desembocados, dándole calor al sol que nos alumbra!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por toda escuelita, y por toda carpintería, y por toda casa sin puertas con las puertas abiertas!
MUJER:
Sea el vino, ¡por la tenacidad de los desesperados, por los que pujan y empujan por emerger la cabeza, por los que contradicen el caldo de la cómoda comodidad!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por los que tienen hambre de libros, hambre de justicia, hambre de memoria, hambre de agua, hambre de pan!
SOBERANA LOCA:
Que sea el vino y que el vino sea, ¡por los que pierden la vida pero no pierden su dignidad! ¡Por los que fueron borrados del mapa pero jamás podrán ser borrados de la memoria del aire que tiene memoria!
MUJER:
Sea el vino, ¡por la palabra, porque siempre llegará más lejos que todo misil, que toda prepotencia, que toda impunidad!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por el pelo en la sopa, por el pelo en la leche, por el pelo en la ingle furiosa!
MUJER:
Sea el vino, ¡por el alarido jamás escuchado de la hormiga!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por el error, y por el fracaso, y por el exabrupto, y por el tropezón!
MUJER:
Sea el vino, ¡por la imprenta, la última, la más pequeñita, ésa que se llueve cuando llueve en el mundo!
HOMBRE.
Sea el vino, ¡por los perros y las perras que se ensartan en la vereda, en las narices del policía!
MUJER:
Sea el vino, ¡por el reino de la Tierra con todos sus pajaritos, peces y bichitos!
HOMBRE:
Sea el vino, ¡por la huerta que se canta en el Apocalipsis!
MUJER:
Sea el vino, ¡por el rubor del durazno, por la sabiduría de las uvas, por la franqueza de la aceituna, por el orgullo de la cebolla, por la cordialidad del orégano, por la emoción de la albahaca, por el coraje del ajo!
SOBERANA LOCA:
Que sea y sea el vino, ¡por el agua, por el agua que tiene gusto a agua, por el agua de agua, por el agua que hemos de beber si la dejamos correr!
HOMBRE:
Que sea  y sea el vino, ¡por el canto de los gallos y sus consecuentes auroras!
MUJER:
Que sea y sea el vino, ¡por los que hacen el pan y hacen el amor y hacen los hijos con el mismo sudor!
HOMBRE:
Que sea y sea el vino, ¡por el mismísimo Apocalipsis, porque al Apocalipsis ahora mismo le estamos rajaaaando el vientre y de cuajo le vamos a arrancar una aurora!

((( Campanazo: uno y profundo.  ///  El Silencio ))) 

SOBERANA LOCA:
Alabados, alabiados, alamados sean, sí, ¡todos los paridos!
Alabados, alabiados, alamados sean, sí, ¡todos los seres alumbrados por el eterno incendio de la sangre en intensidad!
Alabados, alabiados, alamados sean, sí, ¡los alaridos del amor que se busca, del amor que se pierde, del amor que se encuentra!
Alabados, alabiados, alamados sean, sí, los humanos, cuando obedecen a sus sangres
y no saben
y no saben lo que hacen
¡pero hacen bien!
El varón con la hembra, la hembra con el varón,
que sigan, que se prosigan,
que de respirar no pierdan la costumbre,
que amen,
que ¡amén!
MUJER:
Hace frío, hace frío....
HOMBRE:
... tanto, tanto frío en la Tierra...
SOBERANA LOCA:
Porque en la Tierra hemos extraviado calores y calenturas
¡manos a la obra!
¡sudores a la obra!
¡labios a la obra!
¡salivas y lenguas y sales y tajos y vigas a la obra!
¡corazones y sangres y sueños a la obra!      

TODOS:
No dejemos,
no dejemos,
¡no dejemos que el sol nos pierda la memoria!